Cuando Nichole Schubert entró al cuarto de su hijo de 17 años, en 2019, no pensó lo que encontraría. La madre vio su diario en un desordenado escritorio y al leerlo, quedó impactada. Su hijo estaba planeando una masacre en su escuela. El plan incluía matarla a primera hora para después continuar con su sanguinario propósito en la escuela.
Las masacres en Estados Unidos son uno de los mayores problemas de seguridad que vive el país. Aunado a las laxas leyes sobre el control de armas, los jóvenes estadounidenses tienen mayor éxito al comprar un arma en un supermercado que una cerveza en una licorería. La reciente matanza en Uvalde, Texas, que terminó con la vida de 19 alumnos y dos maestros, así como los ataques del 4 de julio en Highland Park, Illinois, donde murieron siete personas, deja una amplia marca de sangre en el apartado de seguridad.
Cuando Nichole encontró el diario de su hijo, las emociones la recorrieron completamente. Según relata The Wall Street Journal, la mujer subió el diario a su auto y fue a cambiar las llantas. Pensó no solo en su hijo, sino en todas las personas que podrían estar en peligro. No lo pensó dos veces y, con el corazón roto, llamó a la policía.
Sentí que estaba más seguro en la cárcel, en el reformatorio, que si estuviera entre la comunidad y el público. Nunca podría perdonarme a mí misma si no hubiera hecho esa llamada y algo sucediera.
—Nichole Schubert
Cuando la policía llegó al domicilio de los Schubert, detuvieron al joven de 17 años e incautaron un cuchillo con una hoja de más de 15 centímetros que traía en los bolsillos. Aunque la detención no fue fácil, el menor de edad sucumbió al peso de las autoridades y fue llevado a un hospital psiquiátrico para una valoración de su salud mental.
De acuerdo a los informes policiales, el menor había detallado su plan en el diario. El día marcado para iniciar con el sanguinario acto era el 20 de abril de 2020, no era coincidencia que fuera el aniversario de la masacre de la escuela Columbine, que en 1999 dejó 15 muertos, incluyendo a los perpetradores.
El escrito dejaba la primera actividad a las cinco de la mañana, en su propia casa. El joven comenzaría el alboroto matando a su madre y al novio de ella. Para después ir a su escuela, una secundaria en Washington, donde a las 12:20 comenzaría el tiroteo contra sus compañeros y personal de la institución.
Mata a todos los que puedas, lucha hasta la muerte o suicídate después de que se haya producido el daño máximo.
—Cita del diario
Nichole relató que, semanas antes, había encontrado materia para una supuesta fabricación de bombas caseras en el cuarto de su hijo. Además, el menor se encontraba en libertad condicional por el consumo de marihuana y violar el toque de queda. Esta información también fue tomada por las autoridades para integrarlo a su carrete y dictar un castigo al menor.
Después de declararse culpable de un delito grave de amenaza de bomba y dos delitos menores graves por acoso y violencia doméstica, se le prohibió entrar a la secundaria en donde llevaría el supuesto ataque. El joven recibió 18 meses de supervisión comunitaria, así como 20 horas de trabajo comunitario y 30 días de confinamiento.
De acuerdo a la madre, su hijo se graduó de la secundaria y ahora tiene planes de ir a la universidad y no ha tenido problemas con la ley después de su arresto. Aunque confesó que aún necesita atención para la depresión, está bien y tiene un empleado. La mujer admitió que su hijo sigue resentido con ella por haberlo denunciado a la policía, pero ella no se arrepiente de nada. Nichole continúa hablando del caso en diferentes medios con el propósito de que los padres tomen conciencia de sus hijos y se puedan evitar más finales trágicos.
Obviamente, no podemos controlar las acciones de nuestros hijos todo el tiempo. ¿Quién puede? Pero hay señales de que algo no está bien, algo, ya sabes, ¿por qué está actuando raro? ¿Por qué? ¿Por qué es así consigo mismo? Estaba en su habitación, ¿sabes? ¿Qué estás haciendo? ¿Adónde vas? Todo el tiempo. Y lo odiaba. Pero está vivo. Y todos están vivos y él no está en la cárcel.
—Nichole Schubert para ‘Good Morning America‘