Hace 25 años la serie de Mr. Bean debutó en televisión, y para celebrarlo, Rowan Atkinson, el creador de este divertido personaje, ha vuelto a ponerse al volante del Mini 1.000 de 1976 para dar una vuelta por Londres hasta llegar al palacio de Buckingham.
O bueno, literalmente no se puso al volante, pues el comediante en realidad puso su sillón en el techo del coche, como lo acostumbraba, y con unas cuerdas dirigía el volante y con su trapeador pisaba los pedales.
Ataviado con su descolorido traje y más hablador que de costumbre, Mr. Bean anunció que su fiesta de cumpleaños sería íntima y tranquila. “Sólo mi amigo ‘Teddy’ y yo”, e inmediatamente hizo acto de presencia el inseparable compañero de payasadas de Mr. Bean, su entrañable osito ‘Teddy’, con el que se acurrucaba cada noche.
Mr. Bean se dio una vuelta en su coche cargado de regalos por los alrededores del Palacio de Buckingham, además se tomó muchas fotografías con la gente que lo acompañó y se sorprendió de lo que estaba haciendo.
Ni siquiera los agentes de la policía metropolitana londinense pudieron resistirse a inmortalizarse en una instantánea junto al ilustre mimo.
“Es fantástico. Quiero decir, soy conocido en Brighton y Birmingham, todo el mundo me conoce”.
– Rowan Atkinson.
Las disparatadas andanzas de Mr. Bean se estrenaron en la televisión británica en 1990, y de ahí se extendieron a países como Alemania, Estados Unidos, Francia, Japón y España, entre muchos otros.
El personaje gustaba y, siete años después de su debut en la pequeña pantalla, protagonizó su primera película, a la que sucedería otra una década después. En 2012 el simpático personaje hizo una aparición estelar en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres.
Atkinson, de 60 años, ha explicado a Los Angeles Times que siempre se resistió a seguir interpretando a este niño metido en un cuerpo de adulto porque no quería que se hiciera mayor, pero ha insinuado que el personaje podría volver al cine como Old Bean.
La celebración del aniversario de Mr. Bean concluyó con la recepción de una tarta con forma de número 25.
