Investigadores de la Universidad del Estado de Michigan han descubierto una bacteria que es capaz de crear oro de 24 quilates a partir de un proceso que emplea para sobrevivir grados extremos de toxicidad. Este proceso es conocido como alquimia microbial y podría ayudar a los científicos a convertir sustancias de valor despreciable en metal precioso sólido.
El equipo multidisciplinario de científicos y artistas descubrió que la bacteria tolerante al metal, cupriavidus metallidurans, puede medrar en ambientes con muy altas concentraciones de cloruro áurico, un compuesto químico sumamente tóxico que puede ser hallado en la naturaleza. Con el pasar del tiempo, la bacteria convierte el líquido dañino en oro sólido, como por arte de magia o en un espectáculo taumatúrgico de alquimia.
Neoalquimia: ciencia y arte, unidos
Esto es neoalquimia. Cada parte, cada detalle del proyecto es un cruce entre microbiología moderna y alquimia. La ciencia intenta explicar el mundo fenomenológico. Como artista, yo intento crear un fenómeno. El arte es capaz de impulsar las indagaciones científicas.
– Adam Brown, profesor asociado de arte electrónico e intermedia
El equipo fue liderado por Kazem Kashefi, profesor asistente de Microbiología y Genética Molecular, junto a Adam Brown. De acuerdo ellos, la bacteria es por lo menos 25 veces más fuerte de lo que esperaban por reportes anteriores. Los expertos combinaron su investigación con una instalación de arte llamada El gran trabajo del amante del metal, que usa una combinación de biotecnología, arte y “alquimia microbiana” para convertir el cloruro áurico en oro de 24 quilates de orfebrería.
El gran trabajo del amante del metal, Magnum Opus
Históricamente, Magnum Opus (El gran trabajo) es un proceso alquímico que incorporaba métodos personales, espirituales y químicos para crear la Piedra Filosofal, una enigmática sustancia roja que permitía la transformación de materia insignificante en oro, el metal noble. ‘El gran trabajo del amante del metal’ es una obra de arte que se ubica en la intersección entre arte, ciencia y alquimia, reexaminando el problema de la transmutación a través del uso de la práctica microbiológica moderna, resolviendo así el antiguo acertijo (de la Piedra Filosofal).
– Adam Brown
La escultura del Amante consiste en un laboratorio portátil, completo con un biorreactor de vidrio y la bacteria cupriavidus metallidurans, siendo alimentada con cantidades sin precedente de cloruro áurico, por lo que las toxinas terminaron convertidas en una pepita de oro.
El laboratorio: ¿fiebre de oro moderna?
El arte puede sondear y hacer preguntas sobre el impacto de la ciencia en el mundo: ‘El gran trabajo del amante del metal’ trata precisamente sobre la preocupación científica por su impacto en la realidad, a la vez que intenta moldear y manipular la biología a nuestra voluntad en la era postbiológica.
Debido a que sería sumamente costoso replicar el proceso a una escala mayor que la de su exposición, Brown propone que en vez de emplearlo como modelo de negocios, sea un punto de partida para “empezar a cuestionarnos acerca de la avaricia, la economía y el impacto ambiental, haciendo hincapié en la ética relativa a la ciencia y la ingeniería de la naturaleza”.