Brasil es uno de los países más diversos en el mundo, no solo por sus riquezas naturales que lo han llevado a un escalado crecimiento económico, sino por la gran variedad de culturas que se extienden por su territorio. Grandes ciudades, playas, selvas, bosques tropicales en donde las civilizaciones actuales aún se mantienen al margen de los pobladores originarios. Brasil goza de paradisíacos lugares que engalanan al país, uno de ellos es Ilha da Queimada Grande.
También llamada como “Isla de las serpientes”, es conocida por la mayoría de los brasileños y a pesar de contar con playas y grandes atractivos naturales, es un lugar al que pocos se atreverían a adentrarse. Este hermoso lugar tiene una estricta prohibición, pues nadie puede entrar a menos que tenga un permiso explícito del gobierno. La razón: la isla está infestada de víboras cabeza de lanza dorada, consideradas las serpientes más mortíferas del mundo.
Entre dos mil y cuatro mil serpientes endémicas habitan este territorio. Además, han evolucionado aparte de sus parientes continentales, lo que las ha dotado de un poderoso veneno capaz de matar a un humano en una hora. La isla ha estado deshabitada desde 1920 y, desde entonces, son pocas las personas que ponen un pie ahí. Las advertencias de una muerte casi segura mantiene a las personas al margen. Aunque aún hay algunos interesados en las doradas serpientes que recorren la superficie y los árboles.
Mucho se ha dicho de esta peculiar isla. Las leyendas cuentan que los piratas dejaron a las serpientes custodiando su oro, pero al multiplicarse los reptiles, ni los piratas pudieron recuperar el tesoro. Sin embargo, la realidad es que hace aproximadamente 11 000 años, el nivel del mar aumentó de tal manera que pudo aislar a la Ilha da Queimada Grande. Esto provocó que las serpientes, probablemente serpientes jararaca, evolucionaron en una rama diferente.
Al no tener depredadores en suelo, las serpientes rápidamente se reprodujeron dominando el territorio, pero este sería también su gran problema. Al no tener gran cantidad animales en el suelo, su principal alimento se volvieron las aves migratorias que llegaban a descansar en la isla. Las serpientes generalmente acechan a su objetivo para luego morderlo y accionar su veneno y después rastrear a sus presas.
Para las cabeza de lanza dorada, el trabajo se tornó complicado, siendo su principal presa las aves, evolucionaron para que su veneno fuera más eficaz, rápido y mortífero, volviéndose unas perfectas máquinas de matar, eliminando la vida de las pequeñas aves casi al instante. Su veneno puede necrosar rápidamente la carne para facilitar la digestión, en términos prácticos es como si se derritiera. Las visitas autorizadas a la isla siempre son acompañadas de un médico, pero incluso con una rápida respuesta persiste el tres por ciento de probabilidades de morir.
La isla, al menos en su historia documentada, no siempre estuvo deshabitada. Entre 1911 y 1920, un farolero y su familia vivieron en el lugar, pero se dice que murieron después de que las serpientes se escurrieron por las ventanas. Desde entonces, el faro se ha automatizado y recibe una visita anual de los marinos, quienes le dan mantenimiento.
Cuentan los rumores que un barco llegó a las costas de las isla buscando alimentos, pero al no saber sobre la fama del lugar, terminaron muertos. Se dice que encontraron el cuerpo sin vida del pescador dentro de su bote, en medio de un charco de sangre. Los restos estaban cubiertos de mordidas de serpientes.
Actualmente, el lugar solo es visitado por científicos autorizados, quienes investigan a profundidad a la población de serpientes. De acuerdo a datos presentados por el Smithsonian, en Brasil, el 90 por ciento de las mordeduras de serpientes provienen de las cabeza de lanza, un primo de las cabeza de lanza dorada. Los biólogos esperan que al comprender la evolución de estas serpientes del mismo género, puedan tratar de manera efectiva los accidentes con estas. Además, piensan que se pueden desarrollar fármacos.
El potencial médico ha atraído a varios contrabandistas, quienes arriesgan la vida para hacerse de un espécimen, cuyo precio puede rondar en el mercado negro entre los 10 000 y 30 000 dólares. La eliminación de vegetación por parte de la Marina, así como las enfermedades han mermado el número de las cabeza de lanza dorada, poniéndolas en peligro crítico en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Muchos mitos corren alrededor de la Ilha da Queimada Grande, que ha adquirido ese nombre por el gran incendio forestal provocado para limpiar una parte de la isla y utilizarla para la plantación de plátanos. Todo quedó en un intento. Sin embargo, siempre será recordada por los brasileños como “la Isla de las serpientes”, uno de los lugares más peligrosos del mundo.