Los viajes a la luna fueron un gran logro para la humanidad, en especial las misiones Apolo. Entre 1969 y 1972, los astronautas, como buenos viajeros, regresaron a la Tierra con algunos recuerdos, entre ellos 382 kilogramos de luna conformados entre rocas y arena (regolito). En un principio, el material se analizó para ver si contenía patógenos peligrosos para la vida humana. Cincuenta años después, científicos han logrado germinar plantas terrestres en el polvo lunar, extendiendo las posibilidades de la vida terrestre fuera de la Tierra.
Los programas espaciales apuntan a nuevas misiones en los próximos años. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) anunció que su programa Artemisa contempla montar una base permanente en la luna para finales de la década. Para ellos no solo se requiere una gran inversión de recursos económicos y del talento e investigación de miles de científicos. Una vez lista la base selenita, los moradores tendrán que preocuparse por el alimento.
La Universidad de Florida ya tenía años con la intención de sembrar en el regolito de la NASA, con el propósito de ver la interacción entre el material extraterrestre y la biología de nuestro planeta. Hace unos meses, la agencia aeroespacial dio a la universidad 12 gramos de tierra de la luna, en los cuales se pudieron cultivar algunos ejemplares de Arabidopsis thaliana, una planta que puede ser el equivalente vegetal de los ratones de laboratorio. Los resultados los impresionaron.
El equipo de investigadores encabezados por Anna-Lisa Paul, profesora de Ciencias Agrarias y de la Alimentación de la Universidad de Florida, publicó los resultados en la revista científica Communications Biology, en donde compartió las experimentaciones y resultados, en los que se incluyen la germinación exitosa de las semillas en la tierra lunar.
Las plantas pueden crecer en el regolito lunar. Esa declaración simple es enorme y abre la puerta a futuras exploraciones utilizando recursos existentes en la luna y probablemente en Marte.
—Anna-Lisa Paul
Casi todas las plantas germinaron en un periodo de entre 48 y 60 horas después de ser sembradas. Se realizó el experimento en conjunto con plantas en sustrato terrestre, como método de control. Los suelos lunares no interfirieron en las hormonas y señales que intervienen en la germinación de las plantas. Al sexto día, la planta ya tenía bien desarrollada las hojas, por lo que se tomó una muestra para analizarla y, considerando la limitación de tierra selenita, solo trabajar con el tallo.
Los científicos notaron que las raíces en el regolito de la luna estaban atrofiadas, eran más gordas y retorcidas. Al octavo día, su crecimiento se ralentizó y era irregular, las plantas presentaron menos hojas y más pequeñas mientras se mostraban síntomas de estrés que no se detectaron en las cultivadas en suelo terrestre.
El suelo de la luna está lleno de cristales producto de los impactos de micrometeoritos. Además, algunas de las muestras han estado expuestas por miles de millones de años a la graduación cósmica y al viento solar, lo que afecta directamente la composición del sustrato lunar. Esta situación se ve reflejada en el estrés de la planta, el cual fue causado por un exceso de salinidad, así como por la presencia de metales y estrés oxidativo.
Ver crecer las plantas es un logro porque dice que podemos ir a la luna y cultivar nuestros alimentos, limpiar nuestro aire y reciclar nuestra agua usando las plantas de la forma en que las usamos aquí en la Tierra. También es una revelación porque dice que la vida terrestre no se limita a la Tierra.
—Rob Ferl, vicepresidente asistente de investigación de la Universidad de Florida
Sin duda, este es un gran avance para la ciencia, que abre las posibilidades al cultivo de especies terrestres para consumo humano en la luna. Cabe aclarar que este no es el único esfuerzo por el cultivo en suelo extraterrestre para establecer colonias, pues hay miles de proyectos en torno a ello, pero pocos que hayan logrado germinar y cultivar una planta. El siguiente paso es llevarlo al espacio.
