Las noches de farra se pueden poner peligrosas, en especial cuando son entre semana, pues ya cuando el alcohol se apodera del organismo, no hay horario de trabajo que detenga las ganas de fiesta. Algunos han aprendido a la mala que cuando se cruzan los cables de la fiesta y el trabajo, las cosas pueden terminar muy mal, pero pocas son las ocasiones en donde unos tragos terminan afectando a casi medio millón de personas.
El gobierno de una ciudad japonesa tuvo que disculparse con sus ciudadanos luego de que un hombre contratado, de 40 años, perdiera la información personal de miles de residentes después de ponerse un guarapeta. Imaginen el grito en el cielo que dieron los japoneses cuando se enteraron de que un USB con sus nombres, direcciones, cuentas bancarias y demás datos personales estaba extraviado y no había rastro de ella.
Las autoridades de Amagasaki, en la prefectura de Hyogo, tuvieron que dar la cara y anunciar que un empleado de un contratista privado, quien tenía la función de supervisar los apoyos a los hogares por el covid-19, colocó la información de 460 000 personas en un dispositivo de almacenamiento masivo para trasladarlo a un centro más grande cerca de Osaka.
Después de sus actividades laborales, el empleado aprovechó la noche y se puso a beber durante tres horas con otros tres empleados de la empresa asociada Biprogy. Pero en medio de su estadía en un restaurante, olvidó su maletín, donde tenía guardado el pendrive, y no volvió a encontrarlo. A la mañana siguiente reportó el maletín como desaparecido, pero no volvieron a tener rastro del portafolios.
Esto es algo raro en Japón, donde es común que si alguien olvida un objeto en un lugar, es muy probable que lo encuentre a su regreso, ya sea en el mismo sitio o resguardado por alguien. La honestidad tiene un importante peso en la cultura japonesa.
Lamentamos profundamente haber dañado la confianza del público en la administración de la ciudad. Garantizaremos la gestión de seguridad al manejar datos electrónicos. Trabajaremos para recuperar la confianza de nuestros residentes, aumentando la conciencia sobre la importancia de proteger la información personal
—Administración de Amagasaki
Varios comentarios en los medios japoneses no dan completa acreditación a la versión oficial de un extravío, pues consideran muy poco probable que un dispositivo de tal importancia simplemente se pierda. Algunos consideran que es una excusa para justificar que, presuntamente, la información fue vendida por el empleado no nombrado, como ya ha acontecido en anteriores casos nipones.
J-Nenkin, un sitio de noticias japonés, publicó un artículo en el cual describe el extravío de la USB, así como un lista de anteriores casos similares en donde la pérdida de un dispositivo de almacenamiento o la eliminación de datos ha puesto en riesgo la seguridad de instituciones y particulares.
El gobierno de Amagasaki no ha anunciado la recuperación del dispositivo, pero en la conferencia de prensa que brindaron dijeron que la USB está encriptada, por lo que solo se puede acceder a los datos grabados si se cuenta con la contraseña. De la misma manera, en su discurso dieron involuntariamente algunas pistas que podrían conducir a la clave de acceso: “La contraseña de 13 dígitos incluye alfanuméricos” y ”La contraseña se cambia cada año”.
Esto llevó a conclusiones simples por parte de quienes escucharon la conferencia. En redes sociales, las personas comentaron que una contraseña probable sería “amagasaki2022”, aunque las autoridades no lo han confirmado, pero tampoco han hecho una negación al respecto. Los japoneses se quejan de que en algunas ciudades siguen utilizando “tecnología pasada de moda”, algo que afecta directamente a su seguridad y a la de sus datos personales.
尼崎のん既に迷惑メールとかどんなけ詐欺師はやること早いねん。っか尼崎にすら住んでないのになんでうちがお金はらわなあかんの?www#尼崎のやつ#詐欺メール pic.twitter.com/Tg9P5Qn42e
— ざくろ (@emi10633950) June 24, 2022
Tan solo a un día del anuncio del terrible error, ya han llegado correos fraudulentos al gobierno de Amagasaki en el que piden cifras en transferencia por Bitcoin para que la información no sea revelada. Un supuesto abogado pedía 334 millones de yenes en Bitcoin a pagar al 1 de julio. En el correo se decía que “si no pagan el precio antes de la fecha límite, se publicará una gran cantidad de información personal en internet”.
De la misma manera, en Mercari, un sitio de compras en línea similar a Mercado Libre, se publicó un artículo con el nombre “Memoria USB de Amagasaki”, acompañado de la fotografía de un pendrive. El precio estaba estipulado en 452 600 yenes (3347.39 dólares), con impuestos incluidos. Es decir, un yen por los datos de cada supuesta persona que contenía. La publicación se eliminó rápidamente y la ciudad la consideró como una broma.