El arte de hacer juguetes no es algo que se deba tomar a la ligera, sobre todo cuando se trata de regalos de niños. La primera cosa que se debe tomar en cuenta para su diseño es que sea seguro para los pequeños, mientras que la segunda, pero no menos importante, es que sea agradable a la vista, pues pues de la apariencia nace el amor… y es ahí donde a veces fallan las buenas intenciones.
En un post de Facebook dieron a conocer el obsequio que recibió una niña pequeña, de unos seis años, quien sostiene a una muñeca que tiene más o menos su altura y está manufacturada con tela que trata de imitar el tono de su piel. Para completar el juguete, su rostro es una impresión de la foto de la niñita y su cabello son fibras negras. Según la publicación, fue hecho a mano por la mamá de la niña y tenía como objetivo ser una “gemela” para su hija, pero terminó teniendo una apariencia más bien macabra.
No hagas cosas buenas que parezcan malas
Según se publicó en Facebook, la pequeña que aparece con la muñeca en el post quería una de sí misma de tamaño real, pero debido a las carencias económicas de la familia, fue necesario tomar un proyecto tipo “hazlo tú mismo” para darle a la chica lo que deseaba… con desastrosos resultados. La muñeca tiene varios detalles como deditos de pies y manos que le dan gran detalle, aunque, ciertamente, abonan a su apariencia tétrica. Además, sus proporciones le dan un porte aterrador.
Aunque el post no parece haber sido hecho por la madre, sí parece que la niña recibió, efectivamente, un intento de imitar su imagen para darle una agradable sorpresa. Sin embargo, en la expresión de la joven se nota que en realidad no se cumplió con ese objetivo en lo absoluto porque los detalles que buscaban asemejarse más a la niñita (el rostro, en particular) resulta, a falta de un mejor término, inquietante.
El valle inquietante
El fenómeno que hace que los objetos que imitan a lo humano con algunos detalles muy realistas pero con otros que los marcan como no humanos ha sido llamado por los investigadores el “valle inquietante”, refiriéndose a la tendencia que tenemos a que un muñeco nos gusta más mientras más se parece a una persona, pero solo hasta cierto punto, pues cuando se parece demasiado a un humano sin serlo, desata en nosotros un sentimiento de desagrado o repulsión e incluso miedo.
Así, lo que le ocurrió a la pequeña y a todo aquel que vio las fotos de su muñeca es que se dieron un paseo “por el valle”, donde se encontraron con una criatura que despertó uno de sus miedos más primitivos. Haber usado un diseño más caricaturizado probablemente habría vuelto posible evitar ese sentimiento. Sin embargo, eso es algo que solo puede apreciarse una vez que estás al tanto de la forma en que la mente humana reacciona frente a los impostores: entes que no son humanos pero que “intentan engañarte para que creas que lo son”. Entre los usuarios que vieron a la muñeca, no pocos rezaron el Padre Nuestro o, de plano, dijeron que si la veían de noche, se iban corriendo.
El miedo es una defensa natural
Algunos teóricos dicen que cuando percibimos que algo tiene intenciones de parecer humano, nuestros instintos de supervivencia se activan y nos dicen que hay peligro, pues ese algo quiere embaucarnos, lo que en el mundo natural quiere decir que nos están depredando. Ese sentimiento de presa nos hace sentir una inmediata repulsión hacia el origen del peligro.
A pesar de que la gente lo decía en broma cuando vieron el presente que recibió la niña, no faltan razones para seguir el instinto de huir. Así que la próxima vez que tengas ese sentimiento de incomodidad o desagrado, que no te dé pena y no dudes, más vale decir aquí corrió que aquí quedó, ya sea que se trate de un regalo de Navidad o de una figura que te encuentres en medio de la noche.