Cuando viste Matrix (1999) y te diste cuenta de la realidad de esa tierra futurista, ¿jamás te pasó por la mente: “ese mundo apesta”? Sin luz solar, desolado y estéril, un futuro apocalíptico similar a ese no es del todo imposible. Nos gusta pensar que la estupidez humana no alcanza para provocar algo así, pero hay cretinos que realmente nos pueden sorprender y, entonces, nos preguntamos qué vamos a comer.
Si te encontraras, como Viggo Mortensen En la carretera (2010), buscando sustento para ti y los tuyos en un mundo postapocalíptico, ¿qué harías? Un estudio llamado Resiliencia en una catástrofe oscura: Un nuevo modo de apreciar plantas tropicales comestibles (2022), escrito por Daniel Jefferson y Michael Gregory, de la Universidad Estatal de Pensilvania, nos tiene algunas sugerencias para buscar el desayuno luego del fin del mundo.
Así que terminó el mundo… pues buen provecho
En la narrativa de los autores, el apocalipsis que nos ocupa sería un prolongado invierno debido al bloqueo de la luz solar, ocurriendo dentro de los próximos 100 años por causas naturales (probabilidad de 1 en 10000) o causado por el hombre (1 en 6). En este último caso se involucra la radiación y mutaciones en los seres vivos. Por ello la agricultura actual y la ganadería estarían descartadas.
Las plantas silvestres comestibles (Wild Edible Plants o WEPs, por sus siglas en inglés) representarían fuentes de sustento de emergencia al corto plazo (ingesta inmediata) y probablemente para el largo plazo (cultivo). El estudio toma en cuenta áreas boscosas, ricas en WEPs y se enfoca en plantas que podrían “soportar el apocalipsis”. A continuación te presentamos las mejores. Desde bichos, raíces, vegetales, hongos hasta frutas, hay de todo para darle variedad a tu fin del mundo. Empieza tu granja de sabandijas y sonríe: la cena está servida.
1. Picudo Rojo
Los picudos rojos (rhynchophorus ferrugineus) son, aún sin haber sufrido un armageddon, fuente de proteínas, grasas, hierro, yodo y zinc, en otras palabras, parte esencial de un desayuno de campeones. Muchas veces considerados una mejor fuente de proteínas que el pollo o la res, puedes secarlos o asarlos e incluso pulverizarlos para hacer sopas o harina.
¿Otra ventaja? Puedes hacer una pequeña y productiva “granja de gorgojos” con los picudos rojos, pues su ciclo de crecimiento es de tres semanas. Emplear cascajos de palma y otros desechos orgánicos vegetales como sustrato te puede proveer de 8.3 kilogramos de grasa y 1.4 de proteínas, producto proteínico suficiente para una persona y grasa suficiente para nueve. Buen provecho.
2. Konjac
Conocida también como lengua del diablo, lila vudú o batata elefante, el konjac es un tubérculo considerado un superalimento, ampliamente consumido en países asiáticos e incluso como medicamento. Provee saciedad, se digiere lentamente (contiene glucomanano) y suple las necesidades de carbohidratos y vitamina A.
El konjac no solo puede ser cultivado en las sombras, sino que una sombra más intensa suele ayudar a su producción. Además, su necesidad de agua no es alta (1000-1500 milímetro de lluvia anuales) y su crecimiento es estimulado por condiciones más secas. Un sembradío puede proveer a 15 personas con 2000 kilocalorías diarias y a 44 personas con un consumo menor.
3. Yuca
Manihot esculenta, yuca, mandioca, guacamota, casava o lumu, es un arbusto que alcanza hasta dos metros de altura y su raíz llega a medir un metro de largo y 10 centímetros de diámetro. Es originaria de América del Sur, tiene cáscara dura, leñosa e incomestible y es, en mayor o menos medida, venenosa. ¿Por qué comerla si suena tan inconveniente (y peligrosa)?
Es el quinto alimento en importancia, mundialmente, por calorías aportadas y tolerante a sequías. Además, provee vitamina A y C y una cosecha moderada podría proveer a entre 28 y 75 personas con sus necesidades calóricas totales por un año (2000 kilocalorías diarias). Por si fuera poco, de la yuca se obtiene la tapioca y se reduce su toxicidad hasta a un ocho por ciento del valor original remojando las raíces en agua fría y luego cocinándolas por 30 minutos en agua hirviente.
4. Espinaca silvestre
También conocida como beta marítima, pie de ganso, maleza de puerco, etc., es una de las más comunes yerbas de jardín, con un sabor más fuerte que el de la espinaca y tiene propiedades alimenticias sorprendentes para una planta de patio “indeseable”: rica en magnesio, potasio, fibra, vitamina A, B2, C, calcio, zinc y manganeso. Solo es superada en hierro y ácido fólico por las “espinacas cultivadas”. Además, son buenas en sopas y harinas.
Pero eso no es todo. En un mundo postapocalíptico pueden ayudar a combatir la incidencia de cáncer, ya que sus antioxidantes pueden combatir los radicales libres que podrían estar presentes en la atmósfera por el exceso de rayos UV una vez que el polvo atmosférico empiece a disiparse. Aunque son abundantes en estado salvaje, se sabe poco de su cultivo.
5. Safú
La pera africana, ciruela africana, ube, atanga o safou, se obtiene de un árbol frutal de origen africano y es un alimento típico de la zona tropical de África. Se come cruda o cocida, con un sabor suave y una textura cremosa, como la de un aguacate. Son fuente de grasa, proteína, vitamina C, potasio, fósforo, hierro y zinc, que puede producir el doble de aceite que una palma de aceite y este se puede almacenar hasta un año sin degradación.
Aunque suelen plantarse y cuidarse, los árboles de safú no están propiamente “domesticados”. La producción de aceite de un árbol asciende hasta a 60 kilogramos por año, suficiente para la dieta de dos o tres personas. Además, una hectárea de estos árboles con separación de 12 metros podría proveer a entre 122 y 499 personas con sus necesidades de grasa por un año y a entre 33 y 99 personas con su total de necesidades dietéticas por un año (2000 kilocalorías diarias).
6. Hongos ostra
¿Lejos de la costa? No hay problema, a nuestro fin del mundo no le faltarán “ostras” (o sus substitutos más a la mano). Los hongos ostra suelen cultivarse en Asia y representan una fuente de proteína, vitaminas B1, B2 y B3, calcio, fósforo, hierro y antioxidantes. En comparación con otros hongos comunes, la variedad pleurotus de los hongos ostra es capaz de digerir gran variedad de sustratos y deshechos agrícolas.
Tienen un ciclo de crecimiento más corto que el de otros hongos, resisten condiciones ambientales adversas, son baratos y fáciles de cultivar. Además, resisten bien la enfermedad y las plagas. Su eficiencia energética es baja y su producción depende del sustrato usado y el ambiente, pero aun así, podrían ser fuente importante de proteínas y minerales.
7. Falsa banana
Llamada también falsa banana, bananero de Etiopía o ensete, está ampliamente distribuida por África y Asia. El pseudotallo y cormo de esta planta (uno de los vegetales más grandes del mundo) provee de gran cantidad de carbohidratos, hierro, zinc. Además, puede cosecharse y almacenarse por largos periodos de tiempo por medio de fermentación y desecado.
Actualmente solo se cultiva en Etiopia, pero ha medrado en estado salvaje y es, potencialmente, una fuente importantísima de calorías, pues tan solo 808 gramos de pan hecho a base de falsa banana puede proveer 2000 kilocalorías, supliendo las necesidades diarias de un individuo.
8. Baobab
Árbol altamente apreciado en África, ya que provee de alimento por medio de sus hojas, semillas y fruta, siendo posible almacenar todos esos productos, que son ricos en minerales y vitaminas, particularmente hierro y vitamina C. Además, los troncos de baobab pueden almacenar varios miles de litros de agua por periodos de tiempo largos, sin riesgo de deterioro, y hasta sus raíces se consumen durante hambrunas.
Cerca del 80 por ciento de la pulpa de un fruto seco de baobab son carbohidratos, 696 gramos proveen 2000 kilocalorías de energía. Sus semillas secas son un tercio de proteína y un tercio grasa y las hojas son 11 por ciento proteína bruta, lo que significa que con 429 gramos se alcanza a suplir el mínimo de consumo proteínico de una persona. Es un árbol muy noble.
9. Dilo
El dilo o mukheit es un árbol tolerante a las sequías y sus semillas son consideradas una fuente de alimento crucial durante hambrunas, aunque su consumo puede ser normal también en otras circunstancias en distintas regiones.
Tan solo 254 gramos de semillas de dilo proveen los 50 gramos de proteínas y carbohidratos mínimos recomendados, mientras que 517 gramos de semillas frescas proporcionan hasta 2000 kilocalorías, suficientes para que una persona desarrolle sus actividades diarias a plenitud.
10. Tamarindo
Si llegaste hasta aquí y para que tengas ánimos de soportar nuestra última propuesta en esta delicatessen del fin de los tiempos, te presentamos un alimento común y delicioso: el tamarindo. De un sabor exquisito, bien conocido, pero probablemente subcultivado, provee un amplio rango de vitaminas B, hierro, fósforo, potasio y calcio. Además, sus semillas (raramente consumidas) proveen proteínas, aceite y antioxidantes.
Un árbol de tamarindo puede producir entre 10 kilogramos y dos toneladas de fruta al año. La pulpa del fruto de tamarindo (que constituye del 30 al 50 por ciento de la masa de la fruta) está constituida en 60 por ciento de carbohidratos, mientras que sus semillas son del 13 al 20 por ciento proteínas. En condiciones adecuadas, dependiendo de la producción del árbol, este podría proveer a una persona con proteínas durante casi todo el año y de carbohidratos suficientes por casi año y medio, pero al ser muy ácido, no es bueno usarlo como alimento básico de la dieta.
11. Lombriz de Gonimbrasia
También llamadas lombrices de mopane debido a que se encuentran en árboles mopane en África del sur, son una fuente muy real de proteínas, hierro y zinc. Una vez recolectadas, pueden secarse o asarse y pulverizarse para almacenarlas por largos periodos de tiempo.
Tan solo 80 gramos de este majar son suficientes para cumplir con las necesidades diarias de 50 gr de proteína que tiene una persona, mientras que 558 gramos de polvo de lombriz de Gonimbrasia proveerían las 2000 kilocalorías necesarias para las actividades de un día entero.