Dale McLaughlan estaba desesperado porque no podía ver a su novia, pues se habían mantenido separados debido a las restricciones por la pandemia de coronavirus. Este enamorado es originario de Ayrshire, al sur de Escocia, mientras que su novia vive en la Isla de Man, una dependencia de la Corona británica, entre Inglaterra e Irlanda, por lo que ya no aguantó más y se montó en un jet-ski para recorrer las aguas y llegar a su amada, aunque no contaba con que las autoridades iban a intervenir.
Las medidas tomadas no permiten que alguien que no sea residente del lugar llegue a la isla sin un permiso especial, que Dale no tenía. Resulta que en septiembre obtuvo el permiso para trabajar durante cuatro semanas como reparador de techos y un día que salió a pasear después del trabajo conoció a quien ahora es su novia, pero luego tuvo que regresar a Escocia.
Cuando estaba en casa hizo varios intentos para que le dieran un nuevo permiso e ingresar a la isla, pero fue rechazado, así que finalmente tomó la decisión de subirse a la moto acuática y llegar, luego de un viaje de cuatro horas, hasta la costa. Después caminó más de 20 kilómetros hasta la casa de su chica, donde pasó la noche. A la mañana siguiente, la policía acudió al domicilio para ver qué estaba sucediendo.
Cuando los oficiales llegaron, Dale les dijo que él vivía en esa casa, pero después de las investigaciones, descubrieron su mentira y no tuvo más remedio que contar toda la odisea por la que pasó para poder ver a su novia. Sin embargo, esta historia de amor no logró conmover a las autoridades, ya que lo condenaron a cuatro semanas en prisión por haber roto las medidas sanitarias. Al menos su novia lo podrá visitar todos los días, pero manteniendo la distancia social necesaria.
Se suponía que iba a ir a trabajar, pero hasta donde yo sé lo pospusieron hasta el 11 de enero. Ni siquiera sabía sobre la moto de agua. Simplemente no sé por qué lo hizo, podría haberse matado. Extrañará a sus hijos en Navidad.
-Madre de Dale
Ella es Jessica Radclife, la novia de Dale, y bueno, luego de ver la fotografía parece que ya no hace falta dar más explicaciones del por qué este hombre se aventuró a viajar en la moto acuática por tantas horas, además de caminar kilómetros y ahora estar preso. Como dijo su madre, incluso se arriesgó a perder la vida en su intento, pero como dicen por ahí: “Una imagen vale más que mil palabras”.