Japón es uno de los países que registran más horas laborales en el mundo. Si bien no ocupa los primeros lugares, como lo hace México, sí supera con creces las horas extras a los que los empleados se someten, muchas veces sin que estas sean pagadas. El país asiático ha incorporado diversas estrategias para que los empleados puedan tener una equilibrada vida personal y laboral, pero los eslóganes y campañas se ven opacadas por la inacción de las empresas, quienes llegan a reducir las horas de trabajo, pero no la carga laboral.
Ante ello, dos mueblerías japonesas unieron esfuerzos para desarrollar una “caja de siestas” en donde los empleados pueden tomar pequeños descansos sin llegar a un sueño profundo. De la misma manera, reducen el espacio y dan una presentación estética que podría estar en cualquier oficina. Esto ha causado una gran controversia en Occidente, ya que es presentado como una opción para “promover un ambiente de trabajo más saludable”.
Itoki Corporation y Koyoju Gohan KK se unieron para crear las Nap Box, o cajas de siestas, hechas de madera contrachapada y en forma de una cilindro similar a las cápsulas para ingresar a los EVA en Evangelion. Están diseñadas para que los cansados empleados puedan tomar un momento de relajación mientras descansan de pie dentro de la caja. El dispositivo contiene espacios que sostienen la cabeza, nalgas y rodillas para evitar el cansancio. Sin embargo, no se tiene fecha ni costos de lanzamiento.
El director de comunicaciones de Itoki, Kaeashima Saeko, mencionó que estas cápsulas son una opción saludable para tomar siestas.
En Japón, hay mucha gente que se encierra en el baño por un tiempo, lo cual no creo que sea saludable. Es mejor dormir en un lugar cómodo.
-Saeko para ‘Bloomberg‘
Exceso de trabajo en Japón
Esta caja llega como un intento por reducir el estrés ocasionado por el exceso de horas en el trabajo y el compromiso que tienen los empleados para entregar a tiempo sus responsabilidades. En Japón, quedarse dormido en el trabajo no es del todo mal visto, al contrario, se toma como una muestra de compromiso en el empleo. Incluso hay un palabra que se ha acuñado para referirse a ello: inemuri.
Aunque el inemuri se ha romantizado, la realidad es que los empleados japoneses, en promedio, trabajan 80 horas extras al mes, muchas ocasiones, sin el pago correspondiente, provocando depresión en los colaboradores, especialmente en los jóvenes. Además, este padecimiento conduce al suicidio. Makoto Iwahashi, quien trabaja para Posee, una organización que ayuda a trabajadores jóvenes, expresó para BBC que:
Es triste porque los trabajadores jóvenes piensan que no tienen otra opción. Si no renuncias, tienes que trabajar 100 horas. Si renuncias, simplemente no puedes vivir.
Karoshi es otra palabra originada en Japón que se traduce como muerte por “exceso de trabajo” y que cada vez es más común escucharla. El gobierno japonés ha optado por establecer medidas en las que den mayor oportunidad a los empleados de alejarse de sus puestos de trabajo, como la inclusión de nuevos días feriados como el Día de la Montaña o apagar las luces de la oficina a una hora determinada.
De la misma manera, se incorporó el premium friday, donde el último viernes de cada mes se insta a los trabajadores a salir a las 15:00 horas de sus lugares de trabajo. Pero ni esto ha servido y, en el primer viernes de aplicación, solo 3.7 por ciento de los empleados salió temprano y el entusiasmo parece haberse reducido conforme pasó el tiempo.
Al querer reducir los índices de depresión que han disparado los números en suicidio, en 2016 se difundió el eslogan hatarakikata kaikaku (reforma del estilo de trabajo), con el que intentaba una reducción de las horas laborales, horas extras y estilos de vida que llevaban al empleado a prácticamente vivir en la oficina. Sin embargo, la vaga aplicación en las empresas creó una baja socialización.
Una encuesta realizada a cinco mil empleados reveló que el 85.8 por ciento solo había oído hablar de hatarakikata kaikaku en los medios o en otras empresas, pero que su propia empresa no estaba haciendo nada al respecto. Incluso los encuestados llegaron a informar que las empresas que habían tomado esfuerzos drásticos con las horas extras no hacían nada para cambiar la cantidad de trabajo.
El hatarakikata kaikaku pronto pasó a modificarse popularmente como hatarakasekata kaikaku, un pequeño cambio de sílabas que cambia su significado a “forzarnos a trabajar más en la reforma”. Algunos trabajadores llegan más temprano al trabajo, avanzan durante su almuerzo y se llevan el trabajo a escondidas a casa. Incluso han expresado sentir vergüenza al tomar días con licencia de paga para descansar.
Es un aspecto cultural
El trabajo duro ha estado presente en el desarrollo japonés, donde se le da un valor espiritual al esfuerzo y el sacrificio presentado en las largas jornadas de trabajo o estudio. Este ímpetu nipón sirvió para que el país pudiera ser la gran potencia que es hoy en día. Siendo las décadas de 1960, 1970 y 1980 periodos de alto crecimiento donde había jornadas de trabajo extenuantes, pero con un trabajo seguro de por vida.
Hoy, las cosas han cambiado, con un mercado altamente competitivo que se extiende a lo laboral y con una fuerza laboral que envejece y reduce, la esperanza de un crecimiento económico radica en dos opciones: una inmigración a gran escala (poco apoyada por la población japonesa) y aumentar la productividad. Un círculo vicioso del que Japón tendrá que tomar decisiones rápidas y con un plan a futuro.