Hoy es difícil no saber o tener referencia de Martin Shkreli, el exejecutivo farmacéutico y hombre más odiado del mundo luego de subir hasta un 5,000 por ciento el precio de un medicamento contra el Sida, y generando rencor entre la población, también fue arrestado por un accidente automovilístico.
Y por si esto fuera poco, después fue a burlarse de los representantes del Congreso de EU, en una investigación sobre costos abusivos de medicinas.
Pues nuevamente Martin Shkreli vuelve a llamar la atención tras sufrir una estafa de 15 millones de dólares en su intento por comprar los derechos del último disco de Kanye West’s The Life Pablo, pero ahora le dieron una sopa de su propio chocolate.
Tras esta pérdida, los datos de su tarjeta de crédito fueron vistos durante una transmisión en vivo, con la intención de tratar de recuperar su dinero. Por supuesto que cuando una oportunidad como esta se presenta, la gente de internet no espera a hacer las cosas a medias.
Después una cuenta tuiteó los detalles de la tarjeta, y alguien habría ordenado 55 galones de lubricante para entregarse directamente a la puerta principal de la casa de Martin.
Una captura de pantalla de la factura por 1,175.82 dólares para el fluido fue publicada en el 4Cchan.
No se pudo confirmar si la transacción del lubricante se llevó a cabo totalmente así; se necesitarían pruebas fotográficas del fluido deslizándose a través del porche delantero de la casa.
Pero después Shkreli tuiteó esto y todo salió a la luz:
Anyone using my leaked credit card is being backtraced and prosecuted. Congratulations, you played yourself. Shubhan Jain, you first.
— Martin Shkreli (@MartinShkreli) February 14, 2016
“Nadie usa mi clave de la tarjeta de crédito sin que sea rastreado y procesado. Felicidades, te engañaste a ti mismo. Shubhan Jain, serás el primero”.
Suena como los desvaríos de un hombre que acaba de comprar 55 galones de lubricante y que cayeron en su puerta.
No se sabe lo que Shkreli haría con una tina de 55 galones de lubricante, pero sería capaz hasta de masturbarse aún en estado de coma, porque al parecer es un experto en las excentricidades y en el nefasto arte de la burla y sarcasmo.
