Todos conocemos a ese amigo que deja pasar las necesarias reparaciones de su hogar, hasta que su casa le exige con intereses atención. Paredes llenas de humedad, las bisagras de una puerta o la gotita que cae constante en el grifo del baño se pueden convertir en el peor enemigo en un futuro.
Pero existen personas que, aunque su casa, literal, se esté cayendo, hacen caso omiso y prefieren darle una solución rápida en lugar de una reparación profunda. A continuación te mostramos algunos ejemplos de esas casas que gritan “¡Repárame!”.