Quién no pasó una mañana de domingo viendo En familia con Chabelo, el programa favorito de los niños que tenía como conductor principal a un eterno niñote de 13 años. Chabelo narraría los juegos de destreza donde padres e hijos se involucraron para ganar paquetes de juguetes, dulces y los tradicionales muebles Troncoso, eso sin mencionar la emoción de la Catafixia.
Pero antes de que Xavier López Rodríguez fuera un reconocido actor y presentador, fue un gran deportista. Su altura y peso lo llevaron a participar en las competiciones de lucha grecorromana a nivel nacional e incluso fue uno de los seleccionados de México para competir en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, pero a unos días de abordar el avión, sus sueños de estar en el podio se desvanecieron.
Xavier nació el 17 de febrero de 1935 en Chicago, en el seno de una familia guanajuatense y vaya que se desarrolló, pues desde joven siempre fue muy alto y corpulento. Además, fue un gran aficionado del fútbol, llevando siempre su pasión por las Águilas del América, pero también le gustaba el fútbol americano, el béisbol y los autos, aunque donde se destacó fue en la lucha, no en la que usan máscaras, sino en la grecorromana.
A los 17 años ya llevaba varias competencias de luchas regionales ganadas y en su participación en el Campeonato Nacional derrotó a todo rival que se le puso enfrente, incluso a un hombre que era siete años mayor que él. Xavier se había ganado un lugar para ir con la comitiva olímpica mexicana.
El joven estaba emocionado por el día en que subiría en el avión rumbo a Finlandia. Los otros competidores ya estaban seleccionados. Xavier, junto con ellos, acudió al abanderamiento de la delegación, que encabezó el presidente Miguel Alemán Valdés. Pero días previos a la salida, el atleta recibiría una llamada que le cambiaría la vida.
“Si no hay lana, no hay juegos”
De acuerdo a información de Excélsior, cuatro días antes de emprender el viaje, un federativo mexicano llamó a Xavier y le dijo que tenía que disponer de 40 000 pesos para los gastos del viaje. Esta cantidad estaba fuera del alcance del guanajuatense, por lo que el nombre de Xavier López Rodríguez ya no figuraba en la lista de pasajeros. En su lugar, iría el hombre siete años mayor a quien había vencido.
Lloré mucho aquellos días, porque nunca me dijeron que había que ganarse el boleto y tener mucho dinero para los gastos. Aquel hombre me volvió a llamar antes del viaje y me dijo que si no había lana, no había juegos. Al competidor de 24 años, aquel que derroté a la buena, le dieron mi lugar. Todavía recuerdo que su apellido era Rosado.
—Xavier López “Chabelo”
Encima de todo le habría dicho que de todos modos no tendría oportunidad, pues los favoritos para las medallas eran los turcos. De esta manera, el sueño de un niñote de 17 años se vio opacado por no contar con la cantidad precisa en el momento preciso. Xavier se quedaría en México, donde siguió su pasión por el deporte.
Y a mí qué ching***s me importa, yo le gané a un hombre de 24 años, ¡yo tenía 17! ¿Por qué no iba a ganarle a un turco?
Después de que no pudiera subir al avión, Xavier intentó en el fútbol americano, deporte en el que jugó con los Pumas de la UNAM como tackle mientras estudiaba Medicina y trabajaba de “ve por las tortas” en la XEW-TV Canal 2. Ahí fue donde hacía voces de abuelito para algunos programas con Ramiro Gamboa, pero un día en Carrusel Musical con el Tío Gamboín, Xavier hizo el personaje de un niño llamado Chabelo que cambiaría su historia.
Xavier cambió el uniforme de luchador por los pantalones cortos y se convirtió en uno de los personajes más queridos de la televisión mexicana, con un programa que estaría en el aire durante 48 años. En 2008, en diálogo con Excélsior le dieron a escoger entre regresar a ese sueño olímpico o tener a Chabelo. Esta fue su respuesta:
—Xavier, del lado izquierdo tengo a un atleta olímpico y del otro a Chabelo. ¿Le entras a la Catafixia?
—No. Yo creo en el destino del hombre y el mío fue ser Chabelo.
Resultados de los que sí se fueron
Entre los nombres de los luchadores olímpicos que fueron a Helsinki en 1952 estaban: Agustín Briseño (profesor), Rodolfo Dávila (mosca), Leonardo Basurto (gallo), Mario Tovar González (ligero), Antonio Rosado (welter) y Eduardo Assam (medio). Dávila, Basurto, Rosado y Assam fueron eliminados en la primera jornada; Briseño y Tovar concluyeron un día después.
La suerte para Rosado, quien fue vencido por un niño siete años menos que él, fue enfrentarse contra el estadounidense William Smith, con quien perdería a los 4.50 minutos, y el repechaje contra el argentino Alberto Longarela falló en su intento de victoria a los 5.27 minutos.
Antonio Rosado se convertiría años después en el campeón nacional de peso welter en lucha olímpica, oro centroamericano en Venezuela 1958 y bronce panamericano en Chicago 1959. Fue entrenador del equipo de lucha de la UNAM y el gimnasio lleva su nombre.